Nuestros cuerpos se componen de una serie de sistemas biológicos
que llevan a cabo funciones específicas y necesarias para la vida cotidiana.
Por ejemplo el sistema circulatorio se encarga de mover la sangre, los
nutrientes, el oxígeno, dióxido de carbono y hormonas alrededor del cuerpo. Los
órganos que lo componen son el corazón, la sangre, los vasos sanguíneos, las
arterias y venas.
Por supuesto, no todos los sistemas y aparatos del cuerpo
humano son iguales. La biología distingue cuatro grupos de órganos en función
de sus características morfofuncionales.
Grupo I: Sistemas somáticos – Lo conforman los órganos y
estructuras que forman las paredes del cuerpo humano. Sirven para proteger,
sostener y realizar las funciones biomecánicas.
Grupo II: Sistemas viscerales – Está formado por los
órganos que intervienen en las funciones vegetativas del cuerpo humano, como el
metabolismo o la reproducción.
Grupo III: Sistema circulatorio – Son los órganos que
transportan los fluidos corporales, como la sangre.
Grupo IV: Sistema nervioso – Agrupa a los órganos y
estructuras que realizan la regulación nerviosa.
Pese a sus diferencias, los sistemas y aparatos son
indispensables para que un ser humano pueda vivir. Si atendemos a la diferencia
en la definición de cada uno de ellos, distinguimos nueve tipos de sistemas y
seis aparatos distintos.
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